Claves para entender el gobierno digital
El e-gobierno, neologismo que significa gobierno electrónico, no es la presencia en Internet de cada uno de los organismos públicos, tal como se lo podría imaginar a primera vista. Se trata de una nueva forma de interactuar del Estado con los habitantes y ciudadanos, apoyado en el avance de las Tecnologías de Información y las Comunicaciones (TIC), actualmente de uso cotidiano en las relaciones entre personas y organizaciones.
Por ende, la misión del e-gobierno es la misma que la del gobierno “de ladrillos” con el potencial beneficio de una reducción de tiempos y costos en los trámites que se resuelvan por este medio. En Argentina, las plataformas de gobierno electrónico han comenzado a desarrollarse, aunque con distintos matices.
El Gobierno nacional, a través de su portal en www.argentina.gob.ar, nos muestra una serie de servicios en línea ya dispobibles. Igualmente en el sitio de la provincia de Córdoba, www.cba.gov.ar y además en la legislatura cordobesa, se aprobó este mes de diciembre una nueva reglamentación a los procesos administrativos, lo que permitirá utilizar la firma digital en los trámites provinciales. La Municipalidad de esta Capital también tiene una plataforma virtual www.cordoba.gov.ar, y aunque la prioridad a corto plazo sea ordenar las finanzas, tal vez éste pueda ser una herramienta para disminuír costos y burocracia.
La relación virtual
El mayor desafío que debe superar el gobierno electrónico para ser exitoso no es de índole tecnológica sino social: ganarse la confianza de sus usuarios, los ciudadanos, para que lleven a cabo las transacciones utilizando una computadora y resuelvan sus problemas sin que medie expediente de papel, con la misma seguridad que si lo hubieran hecho personalmente en la ventanilla de la repartición.
Como no toda la información que se maneja en las transacciones sobre Internet tiene el mismo riesgo de ser interceptada y modificada, el organismo público propietario de la información y sus responsables de seguridad deben evaluar la implementación de la “firma digital” en los casos que corresponda, para mantener la confianza de los usuarios.
¿Qué es la firma digital? Se trata de una herramienta tecnológica que se vale de un procedimiento matemático para garantizar:
a) la identidad de la persona, física o jurídica, que firma un documento digital;
b) la integridad de dicho documento, es decir que no ha sido modificado desde que se firmó hasta que se verifica la firma;
c) y el no repudio, por el cual el titular de la firma no podrá desconocer haber firmado el documento digital.
Para explicar el funcionamiento de la firma digital se puede usar el ejemplo de las llaves: gráficamente, un documento digital sería una “caja” y su “dueño” el titular de una firma electrónica. Así, el dueño de la caja (autor de la firma) posee dos llaves, una propia y única para cerrar la caja (clave privada) y otra llave para abrirla, de la que distribuye copias entre sus destinatarios (clave pública). Al “cerrar” la caja, el autor firma el documento y el destinatario o cualquiera que posea una copia de la llave pública del autor, al “abrir” la caja verifica la firma del autor. La caja está construida de tal modo que aunque se pueda abrir, no permite modificar su contenido.
Este método de cifrado de claves asimétricas es el único que admite como válido la ley N° 25.506 de firma digital, sancionada en diciembre de 2001 y reglamentada desde 2007 con la Decisión Administrativa Nro. 6. La Oficina Nacional de Tecnologías de Información (Onti) es la máxima autoridad de la Infraestructura de Firma Digital de la República Argentina, depende de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación y tiene por objetivo lograr la implementación de esta herramienta tecnológica en los sistemas administrativos y de gestión de los distintos organismos que conforman la Administración Pública, con el fin de que el accionar de éstos resulte más eficiente.
Más allá de la buena imagen que puede redituar un moderno portal web, hay proyectos de firma digital y seguridad informática que se vienen gestando desde los 90s y que hoy podrían dar a luz fortaleciendo la infraestructura de servicios del flamante e-gobierno argentino.